Crisis en El Líbano

Beirut, 22 ago (Prensa Latina) Tras aplicarse desde hoy un estricto bloqueo para contener la Covid-19 en El Líbano, la desolación cubre a los ciudadanos ante un escenario al que solo encuentran una salida, emigrar.


El incremento de positivos de hasta 500 diarios, las devastadoras explosiones del puerto de Beirut y la peor crisis económica y financiera del país en décadas, resultan demasiado para un país que una vez compararon con Suiza.


Con los cierres de restaurantes, cafeterías, cafés, playas y todos los lugares con riesgo de contagio a la Covid-19, la ciudad capital libanesa semeja un sitio abandonado e inerte.


De un tráfico abrumador, apenas si hay unos pocos vehículos en circulación, sobre todo los dedicados a limpiar y recomponer la destrucción causada por las detonaciones ocurridas el pasado 4 de agosto en la terminal portuaria.


Las voladuras ocasionaron la muerte a más de 180 personas, heridas a unas siete mil, daños parciales o totales de 300 mil viviendas y pérdidas materiales calculadas en 15 mil millones de dólares.


Solo en los alrededores del puerto se observa algún movimiento en las labores de restaurar los servicios de la principal vía de entrada de alimentos o productos.


La tragedia agudizó la ya deteriorada situación económica de más de la mitad de los ciudadanos arrojados a la pobreza, porque sus salarios valen nada, tras depreciarse casi 80 por ciento de la moneda nacional respecto al dólar estadounidense.


Los comerciantes minoristas que compran sus mercancías en divisas, pasaron la diferencia a sus clientes como resultado de lo cual se acentuaron las carencias de los menos favorecidos.


«No sé si podemos volver de esto. Primero coronavirus, después la explosión y ahora el encierro. No sé cómo viviremos», dijo Charbel Mehdi, un conductor de Uber que quedó sin trabajo desde mayo pasado.


Para muchos libaneses que perdieron sus hogares y negocios, lo ocurrido en el puerto resultó una especie de clímax de la corrupción generalizada y de la negligencia de las autoridades durante décadas.


«¿Crees que alguien se preocupa por nosotros? ¿Crees que me quedaré en el país después de esto? Voy a hacer todo lo que pueda para emigrar», dijo el taxista.

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